En un ajuste sin crecimiento, no hay progreso.

No quiero hacer sangre de la actualidad política. No obstante, el actual panorama que se está presentando en el marco español es desolador. En tan corto período de tiempo las perspectivas de España son tétricas. Escudándome en datos del INE, el IPC general se sitúa en la variación mensual en el 0,1%. En anteriores post comentaba que la situación de España si la relacionábamos con la inflación, era reveladora, se trata de que la inflación está cerca de pasar a la desinflación (que no deflación) (a no ser que se tope con un límite cercano al 1%), y recemos porque de aquí unos meses no lleguemos a un IPC interanual cercano al 0%. 

Teoría keynesiana de la inflación
Siguiendo la teoría keynesiana de la inflación, ésta puede variar por el lado de la demanda (si no se ajusta a la oferta, ya sea a la baja o al alza), por el lado de los costes (si se incrementan los costes de materias primas, salarios, financiación...; los productores o empresarios suben los precios para compensar la pérdida en materia de costes) y por expectativas adaptativas (los trabajadores previendo futuras subidas de los precios tratan de mantener sus salarios por encima de la inflación futura, y las empresas suben costos que se tranfieren a los consumidores, que a su vez son trabajadores; produciendo un círculo vicioso). 

Extrapolación de la teoría al caso España
Hablando en plata, en España no tenemos el problema de los costes en relación a los salarios (aunque sí en relación al petróleo) porque no sólo los salarios no van a subir conforme a la inflación sino que se van a congelar e incluso vemos reducciones en el sector público, (y también en el privado, aunque en cada empresa particular), las expectativas adaptativas tampoco se dan, ya que los trabajadores no tienen poder de negociación, y el sistema de negociación colectiva está al borde del abismo, ya que lo más seguro es que las decisiones se tomen desde la patronal "para aumentar la competitividad"=bajar los salarios cuando les venga en gana y mermar los derechos laborales, y los sindicatos queden como organismos de escaparate para evitar que se produzcan revueltas contra la desprotección de los asalariados por no tener representación sindical. ¿Cuál es el problema? El lado de la demanda y la cantidad de dinero en circulación (no lo engloba la teoría, pero yo lo añado). La teoría nos dice que se producirá inflación por el lado de la demanda si el nivel de oferta es tal que no puede satisfacer toda la demanda. En la aplicación prática al caso de España, nos encontramos con un país que entre 2006-2007 rozó una tasa de paro cercana al 8%, es decir, en personas se trataba de 1,8 millones de personas que estaban desempleadas y no consumían. Y en esos momentos la inflación rondaba el 4%.

Si la demanda no basta por falta de recursos, la oferta muere
En cuestión de 4 años la tasa de paro a pasado a estar rondando el 22%, es decir, que se han perdido unos 3 millones de consumidores potenciales, y por tanto, la demanda nacional se ha contraído con respecto a la oferta, y ésta ahora no sólo satisface las necesidades de los consumidores, sino que en algunos casos o sectores, le sobra oferta (acordémonos de la construcción, por ejemplo). ¿Qué ocurre? Ante esta situación, y con una España en la que las medidas están lejos de reducir la tasa de paro y reactivar la economía, corremos riesgo de volver a esa tasa de inflación cercana al 0% que se rozó de media en 2009. 

Si al tema del problema de la demanda le añadimos que el dinero en circulación no fluye, tenemos otro incentivo para la deflación. Se trata de que la banca está absorbiendo cantidades ingentes de liquidez del BCE, FMI y otros organismos, y su función principal que es que circule la masa monetaria en la economía real, no sólo no la cumplen, sino que el crédito que obtienen lo reinvierten para sacar beneficio (no sacaré la espada con este tema en este post, lo dejaré aquí). ¿Qué propicia ésto? Las empresas (principalmente PYMES) con problemas de liquidez para hacer frente a pagos (nóminas, recibos, facturas,...) no se les conceden créditos para seguir su actividad, lo que conlleva a su quiebra. Y en las familias que quieren hacer frente al pago de su hipoteca les ocurre lo mismo, ya que ni se les permite renegociar el contrato por la situación, ni se permite la dación en pago, ni se les concede un crédito para poder seguir pagando las letras de su hogar.

Sólo tengamos fe porque la situación no vaya a más y la deflación no aparezca, porque lo que para muchos puede suponer una alegría inconsciente e ignorante por una bajada de los precios generalizada, para otros muchos puede suponer la ruina y el agravo de la pobreza. 

Ajuste sin crecimiento no es progreso. Nada más que decir.


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